Sin titulo.160 x 180 cm.Oleo sobre madera.
Sin titulo.60 x 60 cm.Oleo sobre tela.
Aporías
patafísicas x Florencia Ortolani. Nota para la revista Arte al Limite.
Según el filósofo francés Louis Althusser, la ideología es
la relación imaginaria que los individuos mantienen con sus condiciones reales
de existencia, legitimada y reproducida a su vez, por lo que él denomina los
Aparatos Ideológicos del Estado. Es fundamental en el éxito de esta
interpelación ideológica la noción de creencia, el “hacer como sí” no existiera una posibilidad
transversal a la impuesta.
Por su parte la ´Patafísica, ciencia de las soluciones imaginarias,
también postula una relectura de la idea de verdad como algo estanco y unívoco.
Abre la posibilidad de suplantar el sistema de pensamientos y de valores
construidos convencionalmente por otros igualmente plausibles. La realidad no
se estructuraría, entonces, necesariamente alrededor de la convención.
Francisco Estarellas explora con sus trabajos una posible
deconstrucción urbana y sus efectos. Y transita para ello, justamente, el
camino del desame ideológico a través de un relato del orden de lo patafísico.
Estructuras sin sentido regladas por simbologías subvertidas dejan en evidencia una
alienación ineludible. El artista tiende
a la desarticulación sistemática de ciertos habitus
de comportamiento.
¿De qué manera se
vinculan en tu obra los preceptos marxistas con las propuestas de la ´Patafísica?
El Marxismo considera
a las fuerzas productivas como potenciales agentes de cambio y emancipación. Pienso que eso
es una de las grandes cuentas pendientes de la historia y una de sus utopías.
Es la idea de progreso humanista como tesis a resolver. Propuestas de la
modernidad que siguen resonando en la actualidad pero como ecos encapsulados
dentro del gran monstruo del mercado. Algo de esa nostalgia por esos proyectos
inconclusos creo que están presentes en mis trabajos.
Por otro lado, la ´Patafísica
es la gran ciencia de las soluciones imaginarias, ciencia de las ciencias, que
viene a desenmascarar la ilusión de toda arbitrariedad y de toda regla general.
Es decir, de toda verdad lineal. Como dicen los patafísicos: No hay nada, ni
nadie que no sea patafísico, solo son
inconscientes de ello. Quizás después de todos los grandes relatos de la
modernidad, es la ´Patafísica lo que queda.
¿Por qué te interesa
trabajar sobre el mundo de lo productivo?
Me interesa enfrentarlo con todo aquello que no controla y
hacerlo operar con la irracionalidad en una especie de juego sin reglas. Desde
una perspectiva historicista, el mundo del trabajo occidental vive en un mundo de causalidad, certidumbres
y finalidad en el que no hay tiempo para lo incomprensible, lo simultáneo y lo
inhabitual. Con mi obra busco proponer un sistema que se rebele frente a las
antiguas lógicas y permita reemplazarlas por otras nuevas. Un sistema que no
persiga ningún otro objetivo más que el de ser lo que es.
¿Cuál es la relación que estableces con la iconografía
ligada a la construcción y la arquitectura?
Me
interesa el estado de transitoriedad e inconclusión de las obras
arquitectónicas en construcción. Es el momento en que los edificios son todos
iguales y por lo tanto aún no tienen identidad.
Como el hombre en su permanente
estado inconcluso y su búsqueda de
habitar un sentido.
La
arquitectura urbana me permite además problematizar acerca de dos temas que
siempre me interesaron. Por un lado el concepto de hogar, abordado como el de un
posible refugio de la transitoriedad, como la metáfora perfecta de lo ilusorio
y lo existencial. Y por otro el de los cimientos. ¿Qué es lo qué sostienen y a través de que
lógicas? ¿En cuántos puntos de apoyo? En otras palabras problematizar acerca de
los fundamentos y causas primeras que generalmente aparecen vedados y velados.
Y en este contexto, ¿Qué lugar ocupa la
Naturaleza en tu obra?
La relación
hombre-naturaleza está presente por omisión. Entre otras cosas busco dejar en
evidencia la falta de naturaleza en la vida urbana así
como la falta de humanidad en lo industrial. El hombre siempre intentó
desconectarse del entorno natural en su devenir industrial capitalista. Por eso
el hábitat en que me enfoco es el de la ciudad y sus formas. La concibo desde
su lugar histórico de epicentro de lo civilizatorio y como espacio de continuas
y múltiples transformaciones espaciales. Pero también, y principalmente, como
el espacio propicio para las disposiciones y los disciplinamientos sociales
impartidos desde el poder.
El juego
Estarellas
experimenta además con soportes no convencionales, como por ejemplo los muros
provisorios que se utilizan en las obras en construcción, llamados cofrados. La
sinécdoque deviene en metalenguaje y ya no hay escapatoria posible más que
aceptar lo absurdo y arbitrario de la mayor parte de los comportamientos
mundanos. Es que como afirmó Žižek no hace faltan buenos argumentos
racionales para el éxito de la interpelación ideológica.
En
esta línea de desarticulación de lógicas, y el consecuente desarrollo de posibles
núcleos anárquicos, el artista investiga y trabaja en este momento en la serie “Las canchas”. Las mismas serán diseñadas imitando
señaléticas de deportes convencionales, pero sin reglas ni objetivos conocidos
o previamente determinados. “La paradoja de una construcción disciplinaria y
delimitada formalmente pero absolutamente arbitraria” explica.
Y
así, a la manera de un juego, Francisco Estarellas desarrolla la lógica de la
imposibilidad. Frente al orden positivista establecido, sus estructuras como
epifenómenos se permiten correr el velo de la ideología para creer en lo absurdo.
Y en la medida en que invitan a creer en la posibilidad de lo imposible
transforman su trabajo en aporías patafísicas.
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