Traslacion. 200 x 380 cm.Oleo sobre madera.
Retorno. 200 x 380 cm.Oleo sobre madera.
Babel. 200 x 380 cm.Oleo sobre madera
Garitas.100 x120 cm.Oleo sobre madera.
Vallas.100 x 120 cm.Oleo sobre madera.
Blueprint I. 90 x 150 cm.Inkjet sobre papel.
Blueprint II. 90 x 150 cm.Inkjet sobre papel.
Topografías
del Vacío, nos propone el equilibrio inestable de una
arquitectura para un habitar deshabitado.
Promueve la imposibilidad de todo lugar y su temporalidad para sostener la intemperie y lo frágil de lo abierto, creando un hiato entre la imagen y lo imaginario, con el único anhelo y sostén provisorio de un vacío inquietante.
Promueve la imposibilidad de todo lugar y su temporalidad para sostener la intemperie y lo frágil de lo abierto, creando un hiato entre la imagen y lo imaginario, con el único anhelo y sostén provisorio de un vacío inquietante.
Francisco Estarellas nos
sitúa en trayectos laberínticos que incitan nuestras miradas hacia recorridos
imposibles en la disfunción de la gravedad para yectarnos en un espacio deseado
y absurdo al unísono.
Tránsitos de equilibrios inestables
y provocadores debajo de nuestros pies y al borde de nuestros ojos nos
devuelven horizontes lábiles incentivándonos para llegar a ese punto quieto en
el seno del torbellino báquico.
Pareciera decirnos: “que lo
imposible no se detenga! Porque en ello esta el deseo de disolverse!”
Entrampado en la repetición serial,
simultánea y simulada, sostiene con su propio espacio todo aquello que tiñe el
recuerdo con el solo afán de equi-vocarse, es decir igualar las voces y generar
así una topografía del vacío desde donde sostenerse para poder
rescatarse en los detalles fragmentarios de las cosas.
Entre yerros que ascienden y
descienden por escaleras de construcciones inconclusas, entre la monumentalidad
y la traslación de proyectos futuros, vallas y garitas,
una suerte de pasado acecha observando por ventanas, marcos y aberturas-piletas
de una arquitectura racionalista que sin embargo se rehúsa a producir sentido.
Dibujar espacios inhabitables entre
módulos individuales y colectivos pareciera ser su meta, entre el fracaso y la
nostalgia melancólica que pregunta acerca de su propia libertad, a la deriva
alienante de una condición humana que realiza su trayecto incomprensible entre
el abandono y su deseo de persistencia. No pareciera haber respuesta al
movimiento de desprendimiento de esa direccionalidad perpetua, sólo sus abismos
habitacionales interminables.
Redes de protección, andamios
espiralados, encofrados y la provisoriedad entre la dureza y ligereza de
ropas olvidadas, vividas y habitadas de una Babel donde lo performático
y la ausencia de representación corporal es la presencia máxima de un Real
entre la repulsión, la expansión y la expulsión que nos adentra y rechaza al
mismo tiempo.
Retorno y Traslación de
Francisco Estarellas: un modo de oir el sórdido hueco de un vacío que nos
ampara en el por-venir.
Claudio Ongaro Haelterman